Mariano con estos homenajes rescata a estos artistas: diseñadores, arquitectos, pintores e ilustradores, magníficos representantes del ART NOUVEAU en todas sus variantes estilísticas, que vivieron y desarrollaron su producción estética desde finales del siglo XIX al 1900; revalorizando con su obra la importancia del oficio en el quehacer artístico e impulsando el concepto del “artista-artesano”.
Me tomo la libertad de ubicar a Maurits Cornelius Escher dentro del surrealismo.
Mariano retrató a estos maestros envueltos y sumergidos en sus propios ideolectos, creando un hecho estético novedoso y mágico. El eje del discurso, como la precisión del texto visual, está construido a partir de la elección y combinación exacta de los COLORES-FORMAS que responden, solamente, a su intención como autor.
La rigurosidad de la factura y una técnica depurada, desechan los rumores y las interferencias que nos impedirían la lectura y la interpretación de las obras.
En este devenir, estético, con las obras de arte experimentamos el vértigo de saber como están hechas y el asombro de la atracción a ser miradas con detenimiento.
Es por ello que las obras de Mariano operan como espejos, en los cuales nos vemos reflejados.
Nos mira desde el fondo de un espejo;
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara.
Llama la atención la obra dedicada a Benedikt Taschen, ya que no es un artista, pero si un importante editor y coleccionista alemán, quien a través de sus magníficas ediciones bibliográficas dio a conocer a todos estos maestros que legaron sus obras a la posteridad y cuya ideología enriqueció el desarrollo del arte, el diseño, la arquitectura y la ilustración del siglo XX y XXI.
Taschen es el paradigma; no es un artista, sino todos los artistas en uno.
Agradezco a Mariano González por haber homenajeado a estos artistas, y permitirnos disfrutar y compartir esta producción estética.
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