domingo, 25 de abril de 2010

"NIDOS"

“Toda la sabiduría humana se resume
en dos palabras: confiar y esperar”
Alejandro Dumas, El Conde de Montecristo


El ser humano acciona permanentemente; construye, inventa, crea. Y mucho de ese accionar va ligado a las convicciones. Empresas monumentales como las pirámides de Egipto, los templos griegos o la muralla china, nunca hubiesen cobrado “vida” si no fuese por un profundo compromiso que trasciende lo racional, alimentando y guiando a los hombres que invirtieron –literalmente– su vida entera en proyectos como estos. Es por eso que hoy día, donde la filosofía de lo pragmático, donde el “time is money” y la capacidad de efectividad e importancia se mide acorde a la respuesta en lo inmediato, el factor espiritual como hilo conductor de las acciones, queda prácticamente fuera del juego.
La muestra NIDOS, donde se presentan una serie de aves y nidos, es un fiel ejemplo de la reelaboración de los criterios de producción en el siglo XXI. Mariano González exhibe un trabajo que parte de la recuperación de valores ancestrales devaluados por el mundo moderno; recupera el trabajo artesanal, la observación larga, detenida y profunda del natural, investiga las formas, despliega un abanico cromático que resulta extraordinario por su riqueza y goce visual y combina técnicas milenarias propias del arte en papel, para amalgamar todos los elementos formales que construyen una obra de arte exquisita. Y aun así, aun cuando cada ave, cada nido, cada creación artística lleva meses de producción y ensamblaje, aun cuando no hay lugar para el cansancio, la celeridad y donde todo gira en torno a la intencionalidad de darle a cada una de las cientos de partes que conforman cada obra, su tiempo justo para combinarse con la pieza siguiente, aun así, Mariano González pone la cuota de libre interpretación de esa naturaleza que observa hasta desnudarla. Porque solamente conociendo y aprehendiendo ese conocimiento, se puede dar rienda suelta al trazo propio del artista, su factura única e irrepetible. Al observar detenidamente los colores, la disposición de las proporciones y la interacción de los elementos constitutivos de la obra, estamos claramente frente a una estética que cuida tanto del trabajo equilibrado y sistemático, como de la frescura inherente a la caracterización absolutamente personal que hace el artista de las formas de los nidos, su disposición y su relación con los pájaros.
La obra de Mariano González presenta un mundo poco conocido para los que van tras los resultados efectistas y súbitos. Impacta por su delicadeza, fidelidad a las formas y por sobre todas las cosas, se revela abrumadora cuando se hace evidente el detalle.
Íntegramente realizada en papeles de variados tipos, gramajes y coloridos, lo efectista se desprende de la admiración que despierta en el espectador cuando se encuentra frente a obras producto de un joven artista que ha logrado combinar la sabiduría de aquel que logra visualizar la materialización de las obras, la confianza en su visión y la estoica constancia que suele traer aparejado el éxito en cualquier disciplina que el hombre se proponga; cualidades y atributos que Mariano González posee en cantidades descomunales.


Lic. María Carolina Baulo

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